
Anda el vulgo soliviantado estos días con las palabras puestas en boca de la Reina Doña Sofía por parte de la autora del libro La Reina muy de cerca, Pilar Urbano, en las que, al parecer decía, refiriéndose al matrimonio homosexual (sic), "Si esas personas (homosexuales) quieren vivir juntas, vestirse de novios, casarse, pueden estar en su derecho, o no según las leyes de su país; pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es. Hay muchos nombres posibles; contrato social, contrato de unión...".
Pues bien, sin entrar en el fondo de la cuestión, es decir, si a la unión de dos hombres, dos mujeres, dos peras o dos manzanas puede o no llamársele matrimonio, y pese a que tengo mi propia opinión, desde la fidelidad al espíritu de este blog en términos puramente Constitucionales, analizando el tema, no puedo por menos que asombrarme ante la desproporcionada reacción que grupos de homosexuales (gays y lesbianas) han tenido ante las palabras de Doña Sofía.
Pues bien, sin entrar en el fondo de la cuestión, es decir, si a la unión de dos hombres, dos mujeres, dos peras o dos manzanas puede o no llamársele matrimonio, y pese a que tengo mi propia opinión, desde la fidelidad al espíritu de este blog en términos puramente Constitucionales, analizando el tema, no puedo por menos que asombrarme ante la desproporcionada reacción que grupos de homosexuales (gays y lesbianas) han tenido ante las palabras de Doña Sofía.