La recompensa de Marcelino

Levantarse temprano tiene sus pros y sus contras.

Que el día te cunde más, que las ideas fluyen más claras y fluidas en los albores y que la desaparición de la negrura de la noche ejerce sobre el hombre un efecto balsámico y esperanzador,  contrario al que produce el cielo azabache dónde se instala la desesperación nocturna es algo innegable.

Unidas a esta frescura matinal que se cuela por mis ventanas, suelen venir las noticias en sus muchos formatos de actualidad, prensa, radio, internet, televisión, y ahí, con la que está cayendo, es cuando noto como mis pies se colocan de nuevo en su medio y altura habitual, es decir, en el suelo y, al compás del desayuno suelo tragar, una tras otra, las innumerables malas noticias que la política y la economía nacional me deparan diariamente, haciendo tambalearse mi matinal optimismo.

Por perder, pierdo hasta el sentido de la lírica cuando, como hoy, cultivando el noble arte del cambio de canal al que algunos dieron en llamar “zapping”, palabro de oscura procedencia y gusto al que finalmente la Real Academia de la Lengua acabó rindiéndose y aceptándolo como la práctica del  “zapeo”, me topo con un canal nacional (TVE-24 Horas, para ser exactos) que, sin el menor empacho ni pudor retransmite integro y para toda la piel de toro la señal que el PSOE emite de la reunión de su Comité Federal en el cual se ratifican los últimos nombramientos del Presidente Zapatero.

De entre todos, uno me llama especialmente la atención y no es otro que el de Marcelino Iglesias (Ricou por parte de madre) como nuevo Secretario de Organización del partido de la rosa y el puño sobre el que  ahora recaen una serie de responsabilidades y expectativas que, a juzgar por su trayectoria como Presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón dudo muchísimo que vaya a desempeñar a la manera que se le supone a un heredero de “Txiqui” Benegas.

Y no es baladí lo que digo, siendo como soy, habitante de esta región que antaño fue reino y que se caracterizó por su tenacidad en la lucha contra las veleidades regias de los monarcas medievales, con unas Cortes fuertes y beligerantes en las defensas de sus fueros y leyes, que supieron como nadie sobreponerse a una naturaleza dura y abrupta, dotando de un esplendor a esta tierra que otros se han encargado de rebatir sin fundamentos, desmentir, tergiversar y ningunear, tal es el caso de nuestros “queridos” vecinos catalanes, por dejar de lado el imperio de lo políticamente correcto.

Y frente a eso, nuestro querido “compañero” Iglesias, a lo largo de sus más de diez años de “virreinato” socialista sólo se ha destacado en una de las tareas más difíciles y complicadas que un político puede llevar a cabo en y para con su tierra y ciudadanos, es decir, NO HACER NADA.

De entre las miles de calles que surcan las poblaciones grandes y chicas de nuestra región, en cualquiera de ellas puede establecer usted, querido lector, su “puesto avanzado de encuesta rápida” compuesto por lápiz, papel, silla y mesa plegable (además de un buen abrigo para el cierzo) e ir preguntando, uno por uno, a cada uno de los parroquianos que se le acerquen acerca de la gestión política del “instructor de esquí” tal es el cariñoso apelativo con el que se le conoce por estas tierras debido a ser esa su única ocupación laboral conocida.

NADA, no sé, no tengo ni idea, y otras vaguedades serán las respuestas obtenidas por cualquiera que se atreva a preguntar a un aragonés acerca de la gestión de un Presidente que pasará a la historia reciente de Aragón por ser aquél que dirigió de manera servil y anodina la Autonomía, sin más logros que conseguir las migajas que sobraban del pastel que el partido socialista en el poder regalaba abundante y graciosamente a otras comunidades como Andalucía, Extremadura, País vasco y, como olvidarme, Cataluña.

Esa Cataluña a la que Iglesias, en contra de su propia Comunidad Autónoma, ha rendido obediencia y pleitesía, ante la que se ha arrodillado, transigido y “tragado” lo intragable, plegado siempre a los deseos e injusticias catalanas para con Aragón, sin decir una palabra en contra, sin torcer el gesto, sin protestar, NADA, una vez más NADA. Sólo concesiones económicas e ideológicas como el permitir el nacimiento de sentimientos nacionalistas catalanes en tierras aragonesas sin pestañear, con su eterna media sonrisa a golpe de rancios dialectos convertidos en baluartes idiomáticos de primera magnitud.

Así, los bienes eclesiásticos pertenecientes al Obispado Barbastro-Monzón, reclamados largamente a través de todas las instancias posibles, Vaticano incluido, permanecen en poder de Cataluña, que pese a las reiteradas sentencias que les obligan a devolverlas a sus LEGÍTIMOS DUEÑOS, los aragoneses, haciendo caso omiso de protestas y sentencias, mientras su Presidente alarga su discurso inmutable, demagógico y aburrido, mientras deja que transcurra el tiempo sin dar ni un solo paso efectivo a favor de quienes lo eligieron, entre otras cosas, para ello, ergo recuperar los bienes de “La Franja”.

La comunicación transfronteriza con Francia tampoco se ha librado de la vacuidad de las políticas de Iglesias, más favorable, por lo que de sus actos se desprende, a potenciar las catalanas y vascas por La Jonquera e Irún, respectivamente en detrimento del paso por Somport, Portalet y Bielsa, por no hablar de su exasperante inactividad en lo referente a la dolorosa muerte del paso internacional de Canfranc, en lo que a infraestructuras ferroviarias se refiere. Marcelino calla, otorga y además le parece bien.

Autovías sin terminar, trenes (AVE Huesca-Madrid) con tarifas más caras y claramente discriminatorias  con una capital de provincia, Teruel, que es la UNICA DE ESPAÑA QUE NO TIENE COMUNICACIÓN DIRECTA POR FERROCARRIL CON MADRID, se dice pronto, y un sinfín de agravios comparativos aguantados por los aragoneses con la paciencia y la tenacidad que nos caracteriza, abonadas en la esperanza que vendrá otro mejor, eso seguro, porque mejor que Marcelino es cualquiera, hasta la señora que vende cigarrillos de “estraperlo” en el tubo de Zaragoza es capaz de una mejor gestión en favor de los aragoneses.

Pero claro, al final se ve de manera nítida que los intereses de Marcelino no son los de Aragón, sino los suyos propios y que, finalmente, tanto calentar banquillo en los pasillos de la Moncloa, tanto esperar a ser llamado por el amado líder a su despacho, tanto ver como los Montilla, Chaves y compañía se le adelantaban pasando directos a despachar con ZP mientras él, allí, seguía y seguía esperando la llamada con los ojos fijos en sus zapatos, tiene su recompensa.

Finalmente, el líder que salió del XXV Congreso Federal del PSOE (que el propio Iglesias presidía, casualidades de la vida) para arruinar y devastar España, ha tenido a bien recompensarle por los servicios prestados y otorgarle un cargo de poco brillo, venido a menos y sin unas competencias, objetivos y requisitos políticos claros a un hombre a la altura del puesto y del cargo.

Esperemos que el discurso inane y demagógico del de Bonansa no acabe por aburrir a todos como lo ha hecho hasta ahora en Aragón, cuya Presidencia, para desgracia de cuantos aquí vivimos no piensa abandonar hasta finalizar la legislatura enardecido, además, por la deriva e instrucciones que el PSOE ha lanzado a todos sus cargos dirigiéndoles hacia el discurso vacío pero dañino, vago pero lo suficientemente corrosivo como para que no se note la podredumbre política e ideológica que inunda el partido y que, desgraciadamente se ha extendido al resto del país. En pocas palabras, hablar mucho y decir poco y de eso, Marcelino sabe un rato.

Nunca no hacer y no decir dio tanto rendimiento.

Ya es de día, hace rato que salió el sol de octubre, tímido entre las nubes, pero yo lo sigo viendo todo negro.